octubre | 2014 | Pasión Gastronómica

¡Qué delicia de restaurante que acabo de descubrir en Girona! München.

Ubicado en la zona de Pedret, se encuentra este restaurante 100% familiar; padre e hijo en los fogones y madre como responsable de sala atendiendo, muy alegremente, a todos los visitantes de su negocio familiar.

Sólo de entrar ya vi que el restaurante me encantaría, la decoración está cuidada al mínimo detalle, y la mezcla de estilos me pareció ideal. Sus paredes de piedra rústica mezclado con el plateado de las sillas y sus techos negros. El resultado: un restaurante muy coqueto que no deja indiferente a nadie.

Su cocina abierta también tiene su encanto, cuando subes las escaleras para ir a tu mesa, la encuentras justo de frente.

Hay la opción de hacer el menú de 35 Euros dónde escoges un primero, un segundo y un postre; el menú romántico de 55 Euros o a la carta. Nosotros escogimos la primera opción.

A parte de los platos que figuran en este menú tienen otros que te recomiendan según productos de mercado.

Aprovechando que es época de setas, de aperitivo nos trajeron una tostadita de siurenys con confitura de higos y avellanas, muy rico.

Para beber, el vino tinto que entraba en el menú, Ònix del Priorat, a mi me gustó mucho, fue una grata sorpresa porqué no lo conocía.

De primero, cada uno escogimos un plato diferente, y la propietaria del local, nos recomendó que los compartiéramos todos, de tal modo que nos los trajo uno a uno, y realmente fue como si hiciéramos un menú degustación.

El primero en llegar, fue el carpaccio de bacalao con mermelada de tomate, estaba buenísimo.

Después nos pedimos la pasta fresca rellena de setas en su salsa, y pedimos que no nos pusieran el foie, este fue mi entrante favorito, estaba riquísimo.

Y como último entrante, y más original, tanto por su elaboración como por su presentación fue el crujiente de pies de cerdo con sobrasada, estaba bueno pero el sabor era muy fuerte, comparado con los platos anteriores.

De segundo yo escogí el “suquet” de rape, claramente acerté, porqué estaba buenísimo.

Y mis padres escogieron el “confit” de pato y bacalao con cebolla caramelizada y espárragos trigueros. Probé los dos platos y estaban buenísimos. Mi padre, gran amante de la gastronomía, les felicitó por el punto de cocción del bacalao, no todo el mundo sabe encontrarle ese punto.

Los postres, todos caseros, también los pusimos en medio para compartir:

El pastel semifrío de limón y lima con helado de yogur; buenísimo, el pastel llevaba frutos rojos en su interior.

Un “xuxo” de crema, este fue el postre más normal, o más fácil de encontrar en cualquier pastelería.

Y como sorpresa, el helado de nueces con ratafía, estaba exquisito.

La experiencia en el München fue perfecta, todavía estamos sorprendidos que un menú de estas características, con esa creatividad y calidad, nos saliera a 35 Euros por persona. Pocas veces se encuentra un restaurante con esta relación calidad precio.